Los unos, los otros y el gobierno: inquietudes compartidas
Por Jorge Sarno (*)
En los tiempos actuales que nos toca vivir, pareciera que todo es y da lo mismo, pero los recientes acontecimientos demuestran que existe un nuevo paradigma en política que desconocemos. Como dirigente gremial me gustaría compartir con ustedes algunas reflexiones que he venido elaborando en este tiempo, y que se han transformado en inquietudes cada vez más profundas basadas en el accionar del gobierno provincial fundamentalmente en relación al desarrollo de la negociación paritaria, trunca hasta el momento, que evidencia cuestiones de fondo.
Desde el primer llamado a reunión paritaria me inquietó el hecho de que el gobierno convocara todas las comisiones técnicas a excepción de la salarial; como gremio hicimos un llamamiento a las autoridades para que dicha situación sea corregida rápidamente, expresando la importancia de la misma para los trabajadores que dependen de un salario, más aun en las condiciones que se encuentra no sólo la provincia sino el país. Sistemáticamente observé que existía una clara conducta de desprecio y descrédito de la negociación salarial, que quedó evidenciada cuando en la mesa técnica salarial del pasado viernes el gobierno provincial ofreció una mejora del 0.5 por ciento para el salario docente que la convierte por sí sola en una ironía más, de tantas que venimos viendo.
Con el errante derrotero de los actos de la administración provincial se dispararon en mí varios interrogantes que podrían resumirse así: ¿Quiénes son? ¿Hacia dónde van? ¿Cuál es el proyecto? Sin duda las inquietudes, que hoy comparto con ustedes, empiezan a ser respondidas por la realidad que vivenciamos todos los días desde el rol que a cada uno nos toca ejercer. En mi opinión, luego de varios años de experiencia gremial, vislumbro un nuevo paradigma en la forma de hacer política que torna inevitable la manifestación de las diferencias sin por ello dejar de ser partidarios y partícipes del diálogo. Observo que este nuevo paradigma es el de la eficiencia por encima de lo político, el concepto del tecnicismo empresarial ha invadido las esferas del Estado en franco detrimento de la cuestión social. Aparece así una nueva clase política, de módica existencia, que nos viene a revelar una triste realidad reducida al reinado de la eficacia por sobre la primacía de las preceptos sociales. Nos hablan de modernización entendida como crecimiento económico, olvidando que el verdadero concepto de modernización incluye, ante todo, la movilidad ascendente de los más necesitados pero paradójicamente son ellos quienes no serán consultados al momento de soportar el ajuste. No habrá un camino viable hacia la modernización, si cada medida política segrega resultados eficaces, exclusivamente, en materia económica.
Este nuevo gobierno provincial tiene mucho por resolver pero su peor obstáculo es, sin duda, su propia encrucijada en el desmanejo de los asuntos públicos, a la que por inercia política nos vemos arrastrados: despidos injustificados, negociaciones paritarias postergadas una y otra vez, cuartos intermedios sin continuidad, simulacro de negociaciones paritarias con segundas líneas de funcionarios sin ningún poder de decisión, propuestas salariales que rozan la indecencia y otros condimentos. A pesar de ello, albergo la esperanza de que este desorden no conduzca a los gobernantes a sustituir el debate por el decreto.
Concluyendo estas inquietudes compartidas, no me queda más opción que expresar ciertas cuestiones que resultarán esenciales para la búsqueda de consenso y la concreción de acuerdos, ya que el asunto es bastante más profundo. Ningún modelo de país puede sustentarse en la superficialidad de la primacía del envase por sobre el contenido, la eficiencia será útil en tanto estime el costo social, el accionar tecnicista sólo puede ser admitido siempre que se tenga presente que los resultados se traducen en modificaciones para la vida diaria de los ciudadanos, que detrás de los números y las estadísticas hay personas.
Las medidas “políticas” no pueden convertirse en sencillos slogans sobre lo evidente. La verdadera acción política, indefectiblemente, debe estar orientada a los ciudadanos. El dilema es complejo: ¿Se trata de “parecer lo que no se es”?.
Comparto con ustedes esta última inquietud: ¿Será desorientación o estrategia?.
(*) Jorge Sarno, secretario Adjunto de la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN), Seccional provincia de Buenos Aires.