El Movimiento Obrero organizado: la usina para la reconstrucción del Peronismo
* Por Jorge Sarno (Secretario Adjunto UPCN Seccional Provincia de Buenos Aires).
El comienzo de esta nota no será un recontó de la historia del Peronismo porque esto sería subestimar el conocimiento del lector, pero resulta oportuno y más aún necesario, interrogarse sobre la génesis del movimiento peronista, con el fin de comprender algunas cuestiones. Por un lado, sus constantes transformaciones y por otro, el imperioso desafío que enfrenta hoy en día el Peronismo como movimiento político y social que nuclea a la clase trabajadora.
El Peronismo nace, espontáneamente, como un movimiento social y por primera vez en la historia, se forma una corriente popular que logra comprender el sentir de los excluidos. Perón, no solo escuchó el clamor de los marginados sino que los interpretó, y el acontecer de los hechos hizo su parte, en cuanto lo convirtió en la personificación misma de ese movimiento social que lleva su nombre. Es por esto que Perón expresaba, casi como una predicción basada en la certeza que le daba el conocimiento acabado del movimiento, no tener más heredero que el pueblo.
Los postulados sociales de este movimiento, rápidamente, tuvieron su expresión política en la conformación del Partido Justicialista pero el Peronismo como movimiento término por ser más amplio que el partido político que lo encarnó. La particularidad de un líder con el carisma de Perón fue haber sabido conjugar el movimiento social con la expresión política, y es en esta dualidad donde se evidencia que después de Perón, no ha existido otro líder capaz de amalgamar al movimiento.
El Justicialismo pos Peronismo podría compararse con un imán, que atrae y repele según la conjunción de fuerzas imperante en su seno; y aunque sin duda, el movimiento Peronista ha tenido, a lo largo de los años, una ingeniería compleja que le permitió separarse, unificarse, renovarse, reinventarse y volver a ser; en los tiempos actuales esa variedad de transformaciones no parece ser eficaz en función de su reconstrucción.
El motivo es que esta ingeniería ha tenido su “Talón de Aquiles” ya que, sucesivamente, ha olvidado la composición genética del movimiento. Si el Peronismo quiere superar el desafío que enfrenta, actualmente, será necesario aplicar una reingeniería de alta complejidad que tenga como esencia los orígenes del movimiento. Pero, ¿Cuál es la génesis del movimiento Peronista? La respuesta a este interrogante es contundente… el movimiento obrero. Los excluidos de aquel entonces, los cabecitas negras, los que esperaban con las “patas en la fuente” ver a su líder en el balcón, dejando a la oligarquía castrense sin más opción que liberarlo, ya nunca más aceptaron serlo. Lo que Perón encarno fue, ni más ni menos, que esa identidad del movimiento obrero que comenzó a organizarse, y el que con sus matices y diferencias está destinado de perdurar.
La nueva reingeniería que necesita el movimiento Peronista para reconstruir al Partido Justicialista, supone el reconocimiento de tres cuestiones fundamentales.
En primer lugar, aceptar que existe una contradicción interna que es necesario superar, en cuanto ha quedado demostrado que las sucesivas reconstrucciones partidarias no han logrado incluir a todos los actores del movimiento. En segunda instancia, se enfrenta a una contradicción externa ya que parte de los actores que adhieren al movimiento, han conformado otros espacios partidarios, pero todos encuentran coincidencia en la disidencia con relación al actual gobierno. Por último, no hay margen para relegar a ningún actor del movimiento obrero, quienes constituyen la sangre que le corre por las venas al movimiento Peronista y que va más allá de la expresión partidaria.
Mis argumentos, lejos de ser caprichosos, están sustentados en la realidad que reflejan los sucesos actuales, quedando validados con la simple observación de la primera movilización sindical ocurrida el pasado 29 de abril.
El proceso que se ha iniciado con el objetivo de volver a unificar al sindicalismo, no es fortuito sino producto de la conjunción de una serie de factores que tiene como resultante esta re-unificación a la que muchos, equivocadamente, identifican con el hecho de que el actual gobierno no provenga de la estructura partidaria del PJ. El primer factor que impulsa a la unidad de movimiento obrero, ha sido la comprensión acabada de que no es aceptable que el movimiento Peronista sea el que genere su propia oposición en el seno del partido; en segundo lugar la composición un escenario político adverso, dominado por un gobierno de CEOs, que analizan de manera lejana y ajena la realidad imperante, en la que los trabajadores, nuevamente, adquieren la condición de excluidos y por último, la imperiosa necesidad de que los trabajadores sean reconocidos como la verdadera usina que dota de poder al movimiento Peronista; ponen de manifiesto la urgencia de repensar la reconstrucción del movimiento sobre una base del modelo sindical solidario legado por Perón, que es, sin duda, la única alternativa dotada de legitimidad de origen.
No es paradójico y mucho menos incomprensible (a la luz de las medidas adoptadas por el gobierno) que sea el mismo gobierno quien termina por despertar al movimiento obrero organizado, que vuelve a erigirse como la medicina que viene a sanar al Peronismo, haciendo un reconocimiento de los errores pasados; expresando la necesidad de dejar de lado los personalismos; y advirtiendo a la estructura partidaria que son ellos quienes constituyen el componente genuino que da origen al movimiento Peronista.
El proceso de reunificación del sindicalismo argentino demuestra que la esencia del movimiento Peronista está intacta, sin duda, la misma volverá a encontrar una expresión político-partidaria que logre conciliarla cuyo actor fundamental será el movimiento obrero organizado.