ISP: Mujeres del Cono Sur definieron prioridades para los próximos tres años
Las discriminaciones en el mundo laboral y la co-responsabilidad en el hogar fueron parte de los temas que cerca de 20 dirigentas provenientes de los sindicatos del sector público de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, abordaron en el taller de planificación del trabajo de los comités de mujeres del Cono Sur y Brasil de la Internacional de Servicios Públicos (ISP).
El taller contó con la participación de las secretarias subregionales de la ISP del Cono Sur y Brasil, Verónica Prado y Mónica Valente, respectivamente, y la facilitadora del proceso de planificación, Didice Godiño.
Para la dirigente y encargada de la comisión Igualdad de Oportunidades de la Fenpruss, Dina Imaña –quien participó en nombre del Comité de Mujeres de Chile- la experiencia fue “enriquecedora desde el punto de vista del intercambio de experiencias y del trabajo que logramos planificar a partir, de algunos problemas que identificamos como: la falta de co-responsabilidad en el cuidado de la familia, la falta negociación colectiva, la inequidad salarial, la violencia contra la mujeres y la falta de empoderamiento de las propias mujeres para exigir sus derechos”.
“Logramos consensuar un plan de trabajo para los próximos años que incluye varias actividades que debemos asumir desde el punto de vista del movimiento sindical, como por ejemplo, la capacitación de un mayor número de mujeres y la difusión de los problemas que enfrentamos hoy con el cambio de roles en esta nueva división del trabajo y que ha repercutido en la pobreza de tiempo que viven muchas trabajadoras, que sienten que 24 horas no es suficiente para atender todo: trabajo y familia ”, expresó la encargada del trabajo de igualdad de oportunidades en el gremio.
Según Imaña existen estudios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que señalan que el mundo del trabajo tradicional ha cambiado y sin embargo, las políticas públicas y marcos legales no han sido suficientes para dar respuesta a una nueva realidad. En ese sentido, destacó la participación de la especialista de género de la OIT, María Elena Valenzuela quien entregó a las asistentes, un panorama general de las mujeres en el mundo del trabajo y la co-responsabilidad en el hogar y planteó de entrada que “no podemos abordar los temas de género su no abordamos los problemas de desigualdad y discriminación en nuestros países”, sentenció Valenzuela.
Estamos frente a un fenómeno que no se resuelve solo y que tiene que ver en cómo la sociedad está organizada. “Vemos que las mujeres necesitan 4 años más de estudios para tener salarios equivalente a los hombres y que más encima la división sexual del trabajo está planteada para las mujeres, desde el cuidado de la familia, por eso ganan menos”, expresó la especialista de la OIT.
Quien además, destacó que las organizaciones sindicales deben abordar la crisis del modelo tradicional en torno al cual se organizó el trabajo productivo y reproductivo en el pasado, y generar políticas que conlleven el “hacerse cargo de la nueva realidad”.
Según Valenzuela “este modelo suponía que ese hombre percibía un salario familiar, o sea, un salario que alcanzaba para mantener a toda la familia. Ese modelo suponía matrimonios para toda la vida. Eso ha cambiado. Ese modelo suponía que los hombres tenían empleo para toda la vida y con seguridad social, y con ellos los derechos de la familia (salud, educación, jubilación y pensión), pero todo eso ha cambiado y la realidad es distinta. Hoy vivimos en constante tensión entre el trabajo y la familia”.
Los cambios en la familia y roles de género
Según estudios de la OIT, en la actualidad se han incrementado los hogares a cargo de las mujeres –en Chile el 32% de las jefaturas del hogar son femeninas-; los hogares son más pequeños, la familia se empieza tarde pero la esperanza de vida crece. Y es en este punto donde Valenzuela se detiene y destaca que “quienes se hacen cargo de los viejos son otras mujeres, y ese es un tema importante por ambos lados: mujeres mayores que no tuvieron recursos para una vejez en dignidad porque no fueron asalariadas y las mujeres que las cuidan. Las mujeres son proveedoras y cuidadoras, y es eso es lo que está haciendo crisis. Hay una sensación de malestar y de que estoy siempre cansada y corriendo, y de que el tiempo no alcanza”.
Aumento de la participación laboral de las mujeres
Para la especialista de la OIT, las mujeres necesitan y quieren trabajar, porque el tener un trabajo remunerado es un medio de autoestima y desarrollo de habilidades personales; es un medio para que la mujer pueda tener decisión sobre sus necesidades y aspiraciones. Cuando las mujeres trabajan se posicionan de otra manera frente a su pareja, y desarrollan una red propia”, dice.
¿Qué es lo que ha pasado?, ha aumentado la tasa laboral. Hoy el 53% de las mujeres activas están en la fuente de trabajo, a diferencia de los hombres que están permaneciendo más años en la escolaridad.
“Hoy hay más mujeres que están cumpliendo una jornada laboral para el trabajo y otra para la familia. Sin embargo, las tareas de la casa no están siendo compartidas de manera igualitaria por hombres y mujeres. Aquí hay una inequidad, es un tiempo de trabajo gratuito que no se remunera. El hombre tiene más tiempo disponible para si mismo, y la mujer no”. Afirma María Elena.
A lo anterior, se suma a los cambios en la organización del trabajo y la producción. Pues según la representante de la OIT, “en la actualidad, las personas tienen menos control sobre sus horas de trabajo y ritmo. Las personas tienen menos tiempo para el ocio, la diversión y la familia. Los trabajos son más inseguros e inestables. Ha aumentado los trabajos a plazo fijo, o bien los trabajos sin protección social (no hay vacaciones ni salario mínimo). Por otro lado, las horas extraordinaria se convierten en el mecanismo para aumentar el salario (turno, fin de semanas, etc.), y todo termina impactando en nuestras vidas fuera del trabajo”.
“Trabajo no es sólo el que se realiza en el mercado, pues lo que se realiza en la casa también es trabajo. Muchas veces las mujeres en función de sus necesidades y problemas familiares toman uno u otro trabajo (más o menos horas, un lugar más lejos o cerca). Las mujeres trabajan más en la casa y en parte porque mantienen el 100% de sus responsabilidades domésticas. Ese es el problema de la invisibilidad del trabajo que se realiza para la familia y que no se reconoce y no se valoriza”, señala Valenzuela. Y agrega, que esa doble carga de trabajo es la que está generando desigualdades.
Pasemos a la acción!!!
El avance en materia de género se logra por una acción colectiva y no individual. La fuerza del cambio la da la acción colectiva: que una mujer se reconozca en otra y que luchen juntas por las desigualdades que les toca, debería ser el camino, señala la especialista de la OIT.
La razón es simple, el funcionamiento de la sociedad no se ha adaptado a la nueva realidad, y eso uno lo ve en: los horarios de servicios públicos y colegios incompatibles con horarios de trabajo, la falta de infraestructura y servicios para cubrir las crecientes necesidades de cuidado, el hecho de que la legislación y muchas políticas sigan basándose en la concepción de las mujeres como “cuidadoras”, lo que es fuente de discriminación en el mercado laboral.
De lo anterior, las mujeres participantes en el taller hicieron una reflexión respecto a los derechos laborales que las mujeres están dejando de recibir producto de esta nueva composición en el trabajo, y que es urgente que el mundo sindical lo aborde como tal.
En ese sentido, las mujeres plantearon como una de las herramientas a trabajar la negociación, pero no sólo centrada en las demandas salariales, sino que abordada desde el punto de vista de los derechos laborales-
“Mientras la mayoría de las personas piense que el tema de la discriminación hacia las mujeres, es un tema de las mujeres y que por lo tanto, son las mujeres las que tienen que ver cómo lo resuelven, no se superará. Hay que transformar un problema individual en un tema colectivo, y eso estuvimos trabajado estos días”, finalizó Imaña.